Indigenous without a seat at COP21
Summary: Human rights, including the rights of indigenous peoples, haven't been included in the articles of the agreement even do native communities are at the frontline of climate change and might have, according to experts, the solution to the problem. Negotiators argue that human rights are being considered in the agreement that it is not ready yet.
¿Dónde están los derechos humanos? Esa es la pregunta que se hacen por los corredores, en las calles y en los salones alternos de las negociaciones del clima (COP21) que se están llevando a cabo en París. Los derechos humanos no están, fueron retirados esta semana de los artículos que se negocian y asuntos como la protección a los pueblos más vulnerables no se ha evidenciado, hasta ahora, en la redacción del acuerdo.
Por el momento, solo en el preámbulo existe mención a los derechos humanos, incluidos los de los indígenas.
Por eso, una enorme osa polar se oyó rugir el miércoles a las puertas de Le Bourget, el lugar donde se realizan las negociaciones. El animal mecánico, símbolo de Greenpeace rugió para llamar la atención de los negociadores reunidos en la cumbre del clima sobre la necesidad de incluir a los pueblos indígenas, que enfrentan algunos de los mayores riesgos de los efectos del cambio climático.
Mientras la osa mecánica rugía, movía la cabeza, observaba y olfateaba a los asistentes a una manifestación organizada por Greenpeace, representantes indígenas apoyados por esa organización protestaron porque estas comunidades no tienen un asiento en las discusiones y su papel como cuidadores de la naturaleza y como víctimas del cambio climático no está siendo incluido, pese a que estas comunidades son las propietarias de buena parte de esos bosques sobre los que se está negociando.
Según el Instituto de Estudios en Derechos Humanos de la Universidad de Columbia, 5% de la población mundial son indígenas y ellos son los propietarios del 25% del total de la tierra y el agua que existe. Además, son responsables del 80% de la biodiversidad que aun queda en el planea.
Todos estos elementos son fundamentales en la lucha contra el cambio climático pues se estima que a nivel global existe una deforestación anual de 13 millones de hectáreas, lo cual genera el 5% de las emisiones de gases de efecto invernadero producidos por el hombre.
“Si no estamos incluidos en el acuerdo entonces no habrá acuerdo”, dijo Vyzcheslav Shadrin representante de la comunidad Yukagir de Russian del Este. “Nosotros estamos enfrentando el cambio climático y sufriendo sus peores impactos de modo que debemos ser reconocidos en el foro internacional”, añadió.
También habló Bill Erasmus, jefe de las comunidades del noroeste canadiense quien aseguró que el aumento en las temperaturas está ya afectando sus formas tradicionales de vida.
Por su parte, María Leuza, indígena de la comunidad Mundurukus de la región de Tapajós en Brasil donde se construye la enorme hidroeléctrica de Belo Monte, denunció las afectaciones a los derechos que su comunidad está sufriendo ya debido a los intereses del gobierno y de industriales en su territorio. María Leuza habló de las amenazas de las que ha sido víctima su comunidad e hizo un llamado para que se riegue la voz y el mundo conozca lo que sucede en Tapajós. “Somos el pueblo de Tapajós y estamos sufriendo porque están destruyendo nuestros bosques, nuestra tierra y nuestra pesca”, dijo.
Aseguró que con la construcción de la hidroeléctrica (la tercera más grande del mundo) se destruirá el río Xingú y toda su comunidad, pues se inundarán 516 km2 de su territorio ancestral, un espacio mayor que el tamaño de la ciudad de Chicago.
A su turno, Kumi Naidoo, director de Greenpeace envió un mensaje a los líderes reunidos en la convención sobre la responsabilidad que están cargando sobre sus hombros, pues de ellos depende, dijo, la vida de las generaciones futuras, de los niños.
“Faltan solo tres días para que termine la cumbre y los ministros deben lograr una meta ambiciosa, de modo que se logre una total descarbonización del mundo de aquí al 2050 y existan apoyos para los más vulnerables””, dijo. “Cuando la osa ruge, lo hace por millones de personas y ruge más fuerte por aquellos que están enfrentando directamente los impactos del cambio climático”.
Avances lejos de las comunidades
Mientras tanto, sin mencionar a los indígenas, los negociadores anuncian optimismos en los avances en el temas de bosques. En un comunicado presentado el martes por Daniel Vicente Ortega Pacheco, delegado del equipo negociador de Ecuador y Henri Djombo, de la República del Congo indicaron que en las negociaciones se percibe un entendimiento general de la importancia que juegan los bosques para todos los países en la mitigación y adaptación al cambio climático. “Esto se verá reflejado de alguna manera en el acuerdo”, señalaron.
ÏAseguraron que las partes identificaron ya cuáles son los aspectos importantes para cada una y los posibles compromisos para llegar a una solución.
Por su parte, Elina Bardram, jefe de la delegación de la Unión Europea aseguró que los derechos humanos sí se están incluyendo en las discusiones y que la exclusión de este tema en el texto que existe hasta el momento se debe a que este aun está en proceso de creación… Amanecerá y veremos.
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